(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 10 de Septiembre de 2008)
En los últimos quince años
el tratamiento de las epilepsias ha experimentado notables avances que
han llevado a cambios importantes en la forma de tratar esta patología.
Dos son los pilares básicos sobre los que descansa el tratamiento de la
epilepsia: tratamiento antiepiléptico con fármacos y tratamiento
quirúrgico. La introducción de nuevos fármacos y de nuevas terapias no
farmacológicas ha creado una cierta incertidumbre entre los
profesionales con respecto a sus indicaciones concretas. Desde 1993 se
han introducido 9 fármacos antiepilépticos: felbamato, gabapentina,
lamotrigina, levetiracetam, oxcarbazepina, tiagabina, topiramato,
vigabatrina y zonisamida. Por razones éticas y sobre la base de los
ensayos clínicos desarrollados, los nuevos antiepilépticos se han
autorizado inicialmente como terapias añadidas a los fármacos
tradicionales, sobre todo en los casos de epilepsia refractaria, mas
recientemente alguno de ellos se ha mostrado útil en monoterapia.
La epilepsia refractaria puede observarse
de forma relativamente frecuente en niños con epilepsia secundaria a
defectos neurológicos congénitos y/o retraso mental, en estos niños
existen multitud de estímulos que pueden actuar como desencadenantes de
los episodios convulsivos.
Algunos autores sugieren que estos niños
sufren recurrencias de sus convulsiones a pesar de tener un tratamiento
farmacológico bien ajustado, en consecuencia P. C. Fang, Y. J. Chen, and
I. C. Lee.
Seizure precipitants in children with intractable
epilepsy. Brain Dev., 2008; sugieren el estudio de los
factores individuales desencadenantes de la convulsión como alternativa
al control de la convulsión; plantean la hipótesis de que el adecuado
manejo de factores precipitantes conocidos puede ayudar en el control de
las recurrencias convulsivas. Estos autores estudian 798 niños de 5 a 16
años con epilepsia refractaria que no han permanecido mas de tres meses
libres de convulsiones y han padecido su última convulsión en el último
mes. Las medicaciones mas frecuentemente prescritas fueron el valproato
y la carbamacepina.
Los autores observan factores
favorecedores de la convulsión en el 83% de los pacientes:
-
Fiebre o enfermedad intercurrente (32%).
-
Deprivación del sueño (13%).
-
Menstruación (10%).
-
Estrés emocional (8%).
-
Sueño (5%).
-
Fatiga (3%).
-
Miedo (2%).
Existen factores desencadenantes de la
convulsión en el 27% de los casos:
-
Ruidos estridentes (8%).
-
Cambios climáticos (5%),
-
Televisión (4%).
-
Calor o humedad (4%).
-
Estímulos físicos (4%).
-
Luz (3%).
El tipo de convulsión mas frecuente en los casos de epilepsia refractaria es
la convulsión parcial secundariamente generalizada. Referente al tipo de
factor desencadenante o precipitante de la convulsión se puede decir que
algunos de ellos pueden coincidir en el mismo individuo y observarse varios
factores precipitantes a la vez.
Aunque ya va existiendo suficiente
evidencia sobre la eficacia y tolerabilidad de estos fármacos en
población pediátrica. En H. Hwang and K. J. Kim.
New antiepileptic drugs in pediatric epilepsy.
Brain Dev. 30 (9):549-555, 2008; se revisan la eficacia y
tolerabilidad e estas drogas.
Felbamato. Introducido en 1993, es
el primer fármaco antiepiléptico que ha sido evaluado en ensayo clínico
como monoterapia. Aunque su mecanismo de acción no esta aclarado, se han
sugerido dos posibles mecanismos de acción: inhibición del receptor N-metil-D-aspartato
(NMDA) relacionado con el transporte de sodio y la potenciación de la
actividad del ácido Gamma-amino-butírico (GABA). Las indicaciones
iniciales para este fármaco incluyen convulsiones parciales refractarias
y como tratamiento combinado en niños con síndrome de Lennoz-Gastaut. A
pesar de su eficacia, su toxicidad ha hecho que algunos autores
restrinjan sus indicaciones a casos concretos de síndrome de Lennox-Gastaut.
La dosis inicial recomendada es de 15 mg/Kg/día, dividida en 3-4 dosis,
dosis que puede aumentarse a 45 mg/Kg/día y en niños algunos autores
llegan a recomendar dosis de 90 mg/Kg/día para conseguir el control de
las convulsiones. Hay que tener en cuenta que el felbamato puede
incrementar en un 20-25% las concentraciones plasmáticas de otros
fármacos antiepilépticos como fenitoina, fenobarbital, valproato y
carbamacepina 10,11-epóxido. Los efectos secundarios principales
incluyen trastornos del sueño, insomnio, anorexia y trastornos de la
marcha. Los efectos secundariso mas graves descritos incluyen anemia
aplásica (1:5000) y hepatotoxicidad (1:22.000).
Gabapentina. Se trata de un
análogo no polar del GABA, aunque su efecto no se relaciona con la unión
a los receptores GABA. Se ha especulado que su efecto deriva de la
inhibición de la síntesis de glutamato, potencia la liberación de GABA e
inhibe la GABA transaminasa. Posee algunas propiedades farmacocinéticas
distintivas que le confieren algunas ventajas: su mínima unión a
proteínas, ausencia de interacciones farmacinéticas con otros
antiepilépticos, ausencia de metabolismo hepático y eliminación renal.
Consecuencia de ello tiene un periodo de eliminación corto que requiere
su administración en cuatro dosis diarias. Sus indicaciones incluyen
tratamiento combinado en convulsiones parciales de adultos o niños
mayores de 12 años. El rango de dosis recomendada oscila entre 30-90 mg/Kg/día.
Gabapentina se absorbe en el intestino por un mecanismo de transporte
saturable por su concentración , por lo que cabe la posibilidad de que
altas dosis no se correspondan con los niveles plasmáticos. No se han
descrito efectos adversos de gravedad, en algunos casos se pueden
observar somnolencia, pérdida de peso.
Lamotrigina. Es un antiepiléptico
de amplio espectro que fue inicialmente indicado en el tratamiento como
monoterapia de convulsiones parciales y generalizadas de adultos y en
niños con epilepsia generalizada de Lennox-Gastaut, también ha
demostrado utilidad en los espasmos infantiles y síndrome de Rett. Su
mecanismo de acción se ha relacionado con una inactivación de los
canales de sodio que originan una inhibición de la liberación de
glutamato. Su metabolismo es hepático y puede acelararse por
medicamentos inductores como carmacepina o fenitoina o retrasarse por
medicamentos inhibidores enzimáticos como valproato, de ahí las grandes
diferencias en las concentraciones plasmáticas descritas en diferentes
pacientes para la misma dosis. La dosis inicial recomendada como
monoterapia es de 0-5 mg/Kg/día, con incrementos en 1 mg/Kg/día cada 1-2
semanas hasta llegarv a una dosis de mantenimiento de 5-15 mg/Kg/día. Si
se combina con valproato se deben utilizar dosis de 0.1-0.2 mg/Kg/día,
con incrementos de 0.2-0.3 mg/Kg/día hasta llegar a una dosis de
mantenimiento de 1-5 mg/Kg/día. Los efectos secundarios habituales
incluyen vértigo, sedación, cefalea, diplopia y ataxia. El efecto
secundario mas grave incluye la aparicion de un rash que puede recordar
un síndrome de Stevens-Johnson, mas frecuente en los pacientes
pediátricos durante las primeras 8 semanas de inicio del tratamiento.
Levetiracetam. Es un análogo del
tiracetam, desarrollado como fármaco con indicación en enfermedad de
Alzheimer. Su mecanismo de acción se relaciona con unión a sitios
específicos del cerebro originando una reducción de los canales de
calcio de alto voltaje resultando en una modulación de los gradientes de
calcio intracelular. Su indicación inicial incluye tratamiento de las
convulsiones parciales del adulto y tratamiento de las convulsiones
mioclónicas; aunque existen evidencias de su amplio espectro con
indicación en la mayoría de las epilepsias idiopáticas generalizadas.
Las dosis recomendadas son de 15-30 mg/Kg/día, aunque debido a que su
aclaramiento es mas rápido en niños que en adultos, estos pueden
requerir dosis mas altas. Se trata de un fármaco bien tolerado con pocos
efectos adversos que incluyen somnolencia, astenia, cefalea, anorexia.
En un 3% de los pacientes pediátricos se ha descrito leucopenia.
Oxcarbacepina. Se trata de un
homólogo de la carbacepina (10-monohidroxi) que ejerce su efecto
antiepiléptico por bloqueo de los canales de sodio. La principal
diferencia con la carbamacepina estriba en que no sufre autoinducción
enzimática en hígado. Por debajo de los 8 años de edad se han descritos
aclaramientos 30-40% mayores que en niños de mas edad. Su principal
indicación son el tratamiento de las convulsiones parciales y
tratamiento inicial de la epilepsia rolándica benigna. Su eficacia es
equivalente a carbamacepina y fenitoina. La dosis inicial es de 10 mg/Kg/día
con incrementos graduales hasta 30 mg/Kg/día. La oxcarbacepina puede
aumentar los niveles séricos de fenobarbital y fenitoina. Los efectos
secundarios incluyen, vértigos, diplopia, nauseas y ataxia. Puede
aparecer de forma menos frecuente que con la carbacepina un rash cutáneo
similar al síndrome de Stevens-Johnson o necrolisis epidérmica tóxica.
Topiramato. Es una fructopiranosa
con amplio espectro de eficacia. Se han sugerido al menos tres
mecanismos de acción: inhibición de los canales de sodio, inhibición de
los receptores gultaminérgicos y potenciación de los receptores GABA
implicados en el trasporte de cloro. Además, aunque no contribuye a su
eficacia, tiene actividad débil como inhibidor de la anhidrasa
carbónica. El aclaramiento del topiramato esta inversamente relacionado
con la edad del paciente. Esta indicado como tratamiento combinado de
las convulsiones parciales o parciales primariamente generalizadas en
niños mayores de 2 años. Algunos estudios sugieren su utilidad en
epilepsias refractarias, espasmos infantiles y síndrome de Lennox-Gatsaut.
Su eficacia es similar a la carbamacepina en el tratamiento de las
crisis parciales y al valproato en el tratamiento de las crisis
idiopáticas generalizadas. Topiramato puede ser utilizado como
medicación de primera línea en las convulsiones mioclónicas. No se
recomienda como monoterapia en las convulsiones parciales complejas,
donde puede utilizarse como medicación de segunda línea después de
carbamacepina, fenitoina u oxcarbamacepina. La dosis inicial recomendada
es de 1 mg/Kg/día con incrementos hasta 3-8 mg/Kg/día. Los efectos
adversos mas frecuentes incluyen somnolencia, hipo o anhidrosis,
parestesias o nistagmus. Puede facilitar la aparición de acidosis
metabólica y nefrolitiasis en el 1.5% de los pacientes.
Vigabatrina. Es un derivado
sintético del GABA que inhibe de forma irreversible la GABA
aminotransferasa. Se une de forma irreversible a la GABA-transaminasa,
resultando en una disminución de la recaptación sináptica de GABA. Su
indicación principal en pediatria es el tratamiento de las crisis
parciales y síndrome de Lennox-Gastaut; por el contrario puede agravar
las convulsiones mioclónicas. Tiene también indicación en el tratamiento
de los espasmos infantiles, especialmente en los casos secundarios a
esclerosis tuberosa. Las dosis pediátricas oscilan entre 50-150 mg/Kg/día.
Sus propiedades farmacocinéticas son similares a las de la gabapentina,
ausencia de metabolismo hepático y ausencia de interacciones
farmacocinéticas. Como efectos secundarios se han descrito fatiga,
cefalea, vértigos, ataxia, temblor e hiperactividad.
Zonisamida. Es un derivado
de las sulfamidas. Facilita el efecto de los neurotransmisores
dopaminérgicos y serotoninérgicos a través del bloqueo de los canales
del calcio y la prolongación de la inactivación de los canales de sodio.
Tiene una vida media larga (60-80 h) y se metaboliza en hígado. Posee un
amplio espectro de eficacia frente a convulsiones parciales y
secundariamente generalizadas. No existe en la actualidad suficiente
evidencia sobre la utilidad de la zonisamida en el tratamiento de la
epilepsia refractaria. Algunos autores opinan que puede ser de utilidad
en el tratamiento de la epilepsia mioclónica y epileosia generalizada en
combinación con valproato. Se considera fármaco de segunda línea en el
tratamiento de los espasmos infantiles y síndrome de Lennox-Gastaut. Se
recomienda la dosis inicial de 2-4 mg/Kg/día con un mantenimiento de 4-8
mg/Kg/día. Se metaboliza en hígado y se puede aumentar su eliminación
por inducción enzimática. Como efectos secundarios se han descrito,
cefalea, somnolencia, pérdida de apetito y prurito.
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