(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 9 de Febrero de 2009)
Frecuentemente surge la pregunta entre os
padres sobre la utilidad de la suplementación alimenticia en la mejora
de la actividad escolar. Se han utilizado con estos fines, vitaminas,
minerales y últimamente surge la cuestión sobre a utilidad de los ácidos
grasos de cadena larga, en particular los omega-3. Con este objeto Natan
Gadoth.
On fish oil and omega-3 supplementation in
children: The role of such supplementation on attention and cognitive
dysfunction. Brain and Development 30 (5):309-312, 2008;
desarrollan esta revisión para intentar aclara el problema. El interés
por los ácidos grasos poliinsaturados se remonta a la década de los 80,
tras comprobar que su consumo regular se relacionaba con menor riesgo de
aterosclerosis e infarto de miocardio, de esta fecha datan los primeros
informes que parecían sugerir influencias sobre el neurodesarrollo. La
nomenclatura de los ácidos grasos poliinsaturados se realiza en función
del número de carbonos de su cadena y la posición del primer doble
enlace en relación al último grupo metil (CH3), este último
carbono del grupo metilo se denomina omega (ω).
Se trata de ácidos grasos esenciales ya que los vertebrados son
incapaces de sintetizarlos de novo. El ácido linolenico con 18 carbonos
y 3 dobles enlaces es el primer ácido graso poliinsaturado que posee el
doble enlace en posición 3, se metaboliza hacia ácido eicosapentanoico y
docosahexaenoico, que comprenden el grupo de ácidos grasos omega-3. De
forma similar el ácido linoleico se metaboliza hacia ácido araquidónico,
que comprenden el grupo de ácidos grasos omega-6.
Los ácidos grasos poliinsaturados comprenden
el 15-30% del peso seco del cerebro. Se ha comprobado que tanto los ácidos
grasos omega-3 como omega-6 son esenciales para el desarrollo, maduración
del cerebro, se ha comprobado que la disponibilidad de ácido
docosahexaenoico puede afectar a la fluidez de la membrana, función de la
barrera hematoencefálica y actividad serotoninérgica y dopaminérgica. Un
metanálisis realizado con todos los ensayos clínicos aleatorizados que
utilizan suplementación alimentaria con omega-3 observa que existe escasa
evidencia de que se mejore el neurodesarrollo de los pacientes con esta
intervención. Los efectos de la suplementación alimentaria en recién nacidos
prematuros son poco concluyentes. Hasta la fecha tan solo dos estudios
desarrollados por Richardson AJ en 2005 y por Wozniak J, en 2007
demuestran efectos valorables de la suplementación de la dieta en la mejora
de la coordinación y en la clínica de los pacientes con trastorno bipolar.
Dr. José Uberos Fernández
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