(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 16 de Enero de 2009)
El síndrome de Horner o paresia
oculosimpática fue descrito por primera vez en 1727 por Francois Poufour
du Petit quien experimentalmente había seccionado los nervios
intercostales de un perro. Sin embargo, la descripción completa del
síndrome viene de la mano de Claude Bernard en 1852, motivo por lo que a
este síndrome en Francia también se le conoce como síndrome de Bernard-Horner.
El mérito de Johann Friedrich Horner, oftalmólogo suizo, fue relacionar
en 1869 las manifestaciones oculares del síndrome con otras afectaciones
extraoculares. El síndrome de Horner resulta de la interrupción de la
inervación simpática de los ojos, se caracteriza por la presencia de
miosis, ptosis y enoftalmos y anhidrosis facial del lado afectado. Un
amplio abanico de patologías pueden afectar la inervación simpática de
los ojos, desde la cefalea en racimos hasta el tumor de Pancoast. En A.
George, A. A. Haydar, and W. M. Adams.
Imaging of Horner's syndrome. Clinical Radiology
63 (5):499-505, 2008; se revisan los fundamentos
fisiopatológicos y anatómicos de esta entidad.
Existen tres vías oculosimpáticas que
tienen su inicio en el hipotálamo (Figura):
1. Central. Las neuronas primarias
descienden caudalmente desde el hipotálamo dorsolateral, estas fibras en
un recorrido anterior atraviesan el nivel de la unión pontomedular,
hasta la zona del locus ceruleus en el piso del 4º ventrículo. Los
tractos espinotalámicos ipsolaterales y vestibulares estan en estrecha
relación en este punto. Al integrarse en la médula cervical, las fibras
son laterales a la materia gris dorsal y realizan su primera sinapsis
entre C8 y D2, en una zona que también se conoce como centro
cilioespinal de Budge.
2. Pregangliónico. Las neuronas de
segundo orden, localizadas en las raíces ventrales de C8 a D2. Estas
fibras sinapsan con los ganglios cervicales superiores, localizados
cerca del ángulo de la mandíbula y las proximidades de la bifurcación de
la arteria carótida.
3. Postgangliónico. Las neuronas
de tercer orden forman el plexo simpático y el nervio caratideo interno
desde los ganglios cervicales superiores. Las raíces postgangliónicas
tienen influencia en la vasoconstricción y sudoración de la cara y nuca,
la secreción de las glándulas salivares, la dilatación pupilar y el tono
de la musculatura ocular. A través del hueso en el canal carotídeo, el
nervio carotideo interno se divide en dos ramas, medial y lateral, que
conforman el plexo carotídeo. La rama medial en relación con la arteria
carotidea interna en el seno cavernoso, origina ramas secundarias hacia
los ganglios oculomotores, trocleares, oftálmicos y nervios abducentes y
ganglios ciliares. Las ramas laterales se comunican con los ganglios
trigeminales.
Las
raíces simpáticas del nervio nasociliar inervan el músculo dilatador de
la pupila, las fibras del nervio oculomotor, inervan las pequeñas fibras
musculares de los párpados superior e inferior, responsables de la
apertura palpebral (músculo de Müller), las fibras simpáticas también
inervan las glándulas lacrimales.
La disrupción de estas vías nerviosas a
cualquiera de los niveles decritos origina la triada clásica del
síndrome: ptosis, miosis y enoftalmos, con o sin pérdida de la
sudoración facial ipsilateral. La ptosis resulta de la denervación del
músculo de Müller, que actua como un elevador accesorio del párpado
superior, responsable de la elevación del párpado superior en unos 2 mm,
por tanto el resultado es una ptosis subtotal. La miosis resulta del
desequilibrio entre la inervación simpática de la pupila (midriasis) y
la inervación parasimpática encargada de la contracción pupilar
(miosis), al existir denervación simpática, predominan los músculos de
inervación parasimpática encargados de la contracción pupilar. La
anisocoria, resultante de la diferente inervación muscular esta mas
acentuada en entornos oscuros.
Si la lesión de las vías nerviosas
simpáticas se produce a nivel central o pregangliónico existe además
anhidrosis ipsilateral. En los casos de síndrome de Horner central,
debido a la proximidad de otras estructuras es posible la asociación con
alteraciones vertiginosas y perdida de la sensación de dolor y
temperatura en los miembros contralaterales. La pérdida de sensibilidad
o motora cruzada son altamente sugestivos de lesión cerebral. El
síndrome de Horner pregangliónico es originado habitualmente por tumores
o traumatismos.
Dr. José Uberos Fernández
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