(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 3 de Agosto de 2009)
La narcolepsia es un trastorno de la fase
del sueño con movimiento ocular rápido que se caracteriza por excesiva
somnolencia diurna, parálisis del sueño con alucinaciones que se
producen al inicio del sueño o al despertar (alucinaciones hipnagógicas
o hipnapómpicas, según el caso). La prevalencia del proceso se estima en
0.05% en USA y Europa, aunque en algunos países como Japón su
prevalencia es superior (0.18%); hombres y mujeres se afectan con igual
frecuencia. Los síntomas de la n arcolepsia generalmente comienzan
durante la infancia.
La etiopatogenia de la narcolepsia
permanece desconocida en la actualidad; algunos datos sugieren que se
trata de un proceso neurodegenerativo con un desencadenante autoinmune
en sujetos susceptibles. Aunque se trata de un proceso que se presenta
en sujetos aislados, algunos análisis de poblaciones indican la
existencia de cierta agregación familiar. La hipocretina, también
denominada orexina, han resultado ser péptidos hipotalámicos importantes
en el control del sueño y el despertar. La hipocretina se ha
identificado en células del hipotálamo dorsolateral quer tienen
proyecciones al núcleo ceruleus, nucleos colinérgicos, rafé dorsal,
amígdala, núcleo supraquiasmático y todos los niveles del cordón
espinal. La hipocretina actúa predominantemente como neurotransmisor
estimulante y modulador de la secreción de serotonina, histamina,
acetilcolina, dopamina, GABA y actividad glutamato. Hasta la fecha se
han descrito dos tipos de hipocretina (Hcrt-1 y Hcrt-2). Se ha podido
comprobar que el LCR de los pacientes con narcolepsia y cataplejía
presentan niveles indetectables de Hcrt-1. Niveles de Hcrt-1 inferiores
a 110 pg/ml han demostrado ser diagnósticos de narcolepsia, estos
niveles se asocian muy significativamente con pacientes que tienen HLA
DQB1.
La existencia de autoanticuerpos frente a Hcrt-1 se ha podido demostrar en
algunos casos; no obstante no hay datos concluyentes que relacionen la
existencia autoanticuerpos y el desarrollo generalizado de narcolepsia. Por
desgracia, aunque frecuente, la reducción de los niveles de Hcrt-1 en LCR no
es patognomónico de narcolepsia, algunos autores han comunicado series de
pacientes con síndrome de Guillain-Barré, encefalomielitis aguda diseminada
con afectación hipotalámica y algunos tumores cerebrales, tienen niveles de
Hcrt-1 inferiores a 110 pg/ml.
La leptina es una hormona secretada por el tejido adiposo, implicada en la
regulación del apetito. La activación de los receptores de la leptina en el
núcleo ventromedial del hipotálamo resulta en una sensación de saciedad y
reducción de la ingesta de alimentos. La reducción de los niveles de leptina
en plasma origina obesidad, aspecto que también se ha observado en los
pacientes con narcolepsia; parece que existe una asociación entre bajos
niveles de Hcrt-1 y disminución de leptinas. La ghrelina es una hormona
secretada en el fundus gástrico. La secreción de ghrelina es baja después de
las comidas. Tioene especial interés la observación de que la ghrelina
estimula la liberación de Hcrt, en tanto la leptina la inhiben. Estas
observaciones pueden explicar la somnolencia que se produce después de las
comidas.
Algunos pacientes tienen lesiones estructurales o anatómicas que explican
una disminución en la liberación de Hcrt con narcolepsia secundaria; dichos
procesos pueden incluir la esclerosis múltiple, encefalomielitis aguda
diseminada, trastornos vasculares, encefalitis y trastornos degenerativos.
En todos estos casos, la afectación hipotalámica es un hallazgo común.
La tétrada clásica de la narcolepsia incluye excesiva somnolencia diurna,
cataplejia, alucinaciones hipnagógicas y parálisis del sueño. Otros síntomas
que pueden presentarse, aunque no forman parte de la sintomatología clásico
es la presencia de sueño fragmentado y automatismos. La excesiva somnolencia
diurna esta presente en todos los pacientes independientemente de la edad y
puede manifestarse como excesiva dificultad para despertar por las mañanas o
paroxismos de sueño irresistible durante una conversación. La cataplejia
ocurre en el 60-90% de los pacientes con narcolepsia, es una pérdida
transitoria del tono muscular generalmente en respuesta a una emoción como
una sorpresa o susto; menos frecuentemente no es posible identificar el
desencadenante emocional de este proceso. La pérdida del tono muscular es
bilateral y puede desencadenar la caída del paciente al suelo. En las formas
menos graves se pueden producir flexión de las rodillas, dificultad para
mantener la cabeza, debilidad de los brazos, caída de los párpados,
disartria o simplemente sensación de debilidad. La recuperación es rápida y
no se sigue de estado de confusión postictal. Se cree que la cataplejía
representa la exacerbación de la hipotonía que ocurre durante la fase REM
del sueño, durante los ataques de cataplejía los reflejos osteotendinosos no
pueden ser desencadenados, lo que permite diferenciar este trastorno de
otros procesos en apariencia similares. Las alucinaciones hipnagógicas e
hipnopómpicas ocurren en el 60% de los casos de narcolepsia; pueden ser
visuales, auditivas o sensoriales; frecuentemente coinciden con parálisis
del sueño; cabe la posibilidad de confusión con terrores nocturnos. La
parálisis del sueño hace referencia a la incapacidad de moverse,
habitualmente ocurre durante el despertar, se afecta musculatura de brazos,
piernas; los movimientos respiratorios y oculares están conservados. La
parálisis del sueño ocurre por persistencia de la atonia REM tras el
despertar. Los episodios duran de segundos a minutos y finalizan
espontáneamente.
El primer paso en la evaluación de un paciente con sospecha de narcolepsia
es obtener una historia detallada de los episodios y una exploración
neurológica minuciosa encaminada a descartar la coincidencia de narcolepsia
con otros procesos coincidentes como tumores, enfermedades desmielinizantes,
etc. La historia clínica combinada con la polisomnografia son los elementos
de que disponemos para hacer el diagnóstico de narcolepsia.
Las alternativas terapeuticas no farmacológicas para la narcolepsia incluyen
la recomendación de la siesta de pocos minutis a 1 hora, el consumo de café
y una dieta baja en hidratos de carbono y alta en proteinas. El tratamiento
farmacológico durante décadas ha recaído en el uso de medicaciones
estimulantes como la dextroamfetamina y metilfenidato. El metilfenidato es
un inhibidor de la recaptación de dopamina y catecolaminas que aumenta el
tiempo de estos neurotransmisores en el espacio sináptico. En Paul C.
Peterson and Aatif M. Husain.
Pediatric narcolepsy. Brain and Development 30
(10):609-623, 2008; se revisan las alternativas terapéuticas en
la narcolepsia infantil.
Dr. José Uberos Fernández
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