La aparición de episodios
de oftalmoplejia asociada a nauseas, vómitos, apatía o irritabilidad
puede ponernos en la pista de una migraña oftalmopléjica como
diagnóstico de presunción, diagnóstico que dicho sea de paso es poco
frecuente en la edad pediátrica. En estos casos la presencia de cefalea
o dolor orbitario suele ser habitual. Otras etiologías de oftalmoplejia
como tumores, traumatismos, aneurismas o meningitis deben ser
descartadas mediante la realización de una exploración neurológica
completa y la realización de una resonancia nuclear magnética. Algunas
de estas patologías como los aneurismas son extremadamente raras por
debajo de los 14 años de edad. A. H. Weiss and J. O. Phillips.
Ophthalmoplegic migraine. Pediatr.Neurol. 30 (1):64-66, 2004;
presentan un caso clínico de migraña oftalmoplégica, de interés para
introducir el tema.
Una anormal reactividad
vascular, tanto en el sentido de una vasodilatación como
vasoconstricción juegan un papel central en la patogénesis de la
migraña. La cefalea se sigue a una excesiva vasodilatación de las
arterias extracraneales; en tanto, las alteraciones visuales y déficit
neurológicos son atribuidos a vasoconstricción. El mecanismo patogénico
mas frecuentemente relacionado con la migraña oftalmopléjica consiste en
un estrechamiento de la arteria carótida interna, dentro del seno
cavernoso, comprometiéndose el flujo sanguíneo a los nervios
oculomotores. S. Yeh and R. Foroozan.
Orbital
apex syndrome. Curr.Opin.Ophthalmol. 15 (6):490-498, 2004; publican
una revisión de los síndromes del ápice de la órbita de recomendable
lectura; síndromes que conviene tomar en consideración antes de realizar
un diagnóstico de migraña oftalmopléjica.
Los
síndrome del vértice de la órbita se caracterizan por presentar lesión
del nervio motor ocular común (III), motor ocular interno (IV), motor
ocular externo (VI), rama oftálmica del trigémino en asociación con
disfunción del nervio óptico. En el síndrome del seno cavernoso se
pueden afectar además por proximidad la rama maxilar del trigémino y las
fibras oculosimpáticas. El síndrome de fisura orbital superior o
síndrome de Rochon-Duvigneaud, se caracteriza por incluir estructuras
inmediatamente anteriores al ápex de la órbita, afectándose múltiples
pares craneales en ausencia de afectación del nervio óptico.
Los síndrome del ápex
orbital se caracterizan por presentar pérdida visual como manifestación
inicial; la existencia de dolor facial o periorbital se relaciona con
afectación de las ramas oftálmica i maxilar del trigémino; de hecho la
existencia de dolor periorbitario es uno de los criterios diagnósticos
del síndrome de Tolosa-Hunt (proceso inflamatorio idiopático del ápice
de la órbita). Es importante explorar la sensibilidad periorbitaria y el
reflejo corneal, ya que es habitual detectar asimetrías sensitivas en
estos síndromes.
Las etiologías
inflamatoria, neoplásica o infecciosa suelen asociarse con proptosis;
que puede ser pulsátil si la causa es una fístula carótido-cavernosa. La
compresión del nervio óptico y el desarrollo de atrofia óptica es un
proceso lento que no se instaura hasta después de semanas de evolución
del proceso; las exploraciones de agudeza visual y los estudios de campo
visual pueden poner de manifiesto estos tastornos. La diplopia puede
estar presente, en estos casos interesa reconocer el patrón de
desviación ocular para reconocer el par oculomotor afectado. Parece
existir cierta relación entre el número de pares craneales afectados en
el inicio de un síndrome de seno cavernoso y su pronóstico desfavorable.
Las causas de un síndrome
del ápice de la órbita pueden ser inflamatorias, infecciosas,
neoplásicas, iatrogénicas-traumáticas o vasculares.
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Inflamatorias:
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Sarcoidosis.
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Lupus eritematoso sistémico.
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Síndrome de Churg-Strauss.
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Granulomatosis de Wegener.
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Síndrome de Tolosa-Hunt.
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Arteritis de células gigantes.
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Pseudotumor orbital inflamatorio.
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Hipertiroidismo.
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Infecciones:
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Hongos: Aspergillus, Mucor.
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Bacterias: Streptococos, Estafilococos, Actinomices, Bacilos Gram negativos, Micobacterium tubeculosis.
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Espiroquetas: Treponema pallidum.
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Virus: Herpes zoster.
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Tumores:
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Tumores neurales: Neurofibroma, meningioma, neurinoma, schwannoma.
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Tumores hematológicos: Linfoma de Burkitt, linfoma no-Hodgkin, leucemia.
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Lesiones metastásicas.
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Iatrógena-Traumática:
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Cirugia sinunasal o naso-orbitaria.
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Traumatismos con fractura de órbita.
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Vascular:
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Aneurisma carótido-cavernoso.
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Trombosis del seno cavernoso.
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Otros: Mucocele.
El tratamiento va a depender
de la causa del síndrome, la finalidad última es conseguir una
vascularización normal de los nervios oculomotores.
Dr. José Uberos Fernández
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