domingo, 30 de abril de 2017

Identificación de los trastornos mitocondriales en niños

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 29 de Enero de 2009)

Podemos considerar a las mitocondrias como parásitos intracelulares que han evolucionado en una situación de simbiosis con las células eucariotas a lo largo de billones de años. La célula facilitaba a las mitocondrias nutrientes y la mitocondria facilitaba a la célula un avanzado sistema de producción de energía. Las mitocondrias contienen su propio DNA que codifican dos RNA ribosómicos, 22 RNA mensajero y 13 polipeptidos implicados en la cadena de transferencia de electrones.
La primera descripción de enfermedad mitocondrial se debe a Luft en 1959,  en las siguientes décadas se han ido describiendo diversos tipos de enfermedad mitocondrial que afectan la función de las mitocondrias en diversos puntos, como el complejo piruvato deshidrogenasa, el ciclo de la carnitina, beta oxidación o el ciclo de Krebs. La secuencia y organización del genoma mitocondrial humano se conoce desde 1981, hasta la fecha se han descrito mas de 200 mutaciones puntuales, delecciones y traslocaciones del genoma mitocondrial humano; se estima que la prevalencia mas baja de trastornos mitocondriales hereditarios es de 1 por cada 5000 nacidos vivos.

En Mary Kay Koenig. Presentation and Diagnosis of Mitochondrial Disorders in Children. Pediatric Neurology 38 (5):305-313, 2008; se revisa el estado de conocimiento actual en la identificación de los trastornos mitocondriales en niños.
Los defectos en la cadena de transporte de electrones pueden afectar cualquier tejido, aunque aquellos que tienen mayores requerimientos de energía son los mas afectados. El sistema nervioso central es el mas frecuentemente afectado en los trastornos mitocondriales; de hecho en el 45% de los casos los primeros síntomas son neurológicos. En otros pacientes con síntomas neuromusculares del tipo de debilidad, el único dato analítico inicial puede ser una elevación al doble de los valores normales de la cretinakinasa sérica, los estudios electromiográficos y de conducción nerviosa pueden ser normales. El 20% de los pacientes demuestra algún tipo de disfunción intelectual. Estos pacientes son especialmente sensibles al fallo hepático inducido por valproato. Las manifestaciones cardiológicas incluyen miocardiopatía, arritmias y muerte súbita. Las manifestaciones renales son infrecuentes, las habituales incluyen tubulopatías proximales. Los retrasos del crecimiento se observan en el 20% de los pacientes. Las alteraciones endocrinas descritas son hipotiroidismo, hipoparatiroidismo, diabetes insípida, hipogonadismo y síndrome de Adisson. Las manifestaciones cutáneas pueden incluir lipomatosis múltiple, pigmentación reticular, vitíligo o hipertricosis. Las manifestaciones oftalmológicas pueden consistir en retinitis pigmentaria.
Diversos autores han propuesto un sistema de clasificación de síntomas y signos, basados en la identificación de criterios mayores y menores, que permita aproximar el diagnóstico de enfermedad mitocondrial. Estos criterios son una combinación de hallazgos clínicos, de laboratorio, bioquímicos y genéticos.
El hallazgo de laboratorio mas frecuentemente observado es la acidosis láctica, el defecto en la cadena de transporte de electrones origina una disminución en la producción de adenosina trifosfato, de lo que resulta una disregulación de la glucolisis con acúmulo de piruvato, que puede ser transaminado hacia alanina o reducido hacia lactato. Algunos autores han referido valores de lactato en LCR elevados en pacientes con síntomas neurológicos que presentaban valores de lactato sérico normales, aspecto por el que consideran que el lactato en LCR puede ser mas fiable que el sérico en el diagnóstico.
La realización de una biopsia muscular en un paciente con sospecha de trastorno mitocondrial puede ser muy útil. Con microscopia óptica el hallazgo habitual es el acumulo de ácido láctico en el subsarcolema de las fibras musculares, que puede ser visualizado por la tinción tricrómica de Gomori o con una tinción para succinato deshidrogenasa. De forma constante existe un aumento de fibrillas con tinción negativa para citocromo oxidasa; estas fibrillas desaparecen con la edad y no son apreciables en individuos sanos por encima de los 30 años. La microsocopia electrónica permite apreciar un aumento en el número y tamaño de las mitocondrias, con aumento de los depósitos de lípidos y glucógeno, aumento de la matriz mitocondrial y depósitos cristalinos en su interior. La biopsia hepática permite apreciar gran cantidad de hallazgos no específicos, aunque para el diagnóstico de trastorno mitocondrial no ofrece mayor rentabilidad que la biopsia muscular.

Dr. José Uberos Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario