domingo, 30 de abril de 2017

Síndrome de Tourette y trastornos obsesivo-compulsivos, aspectos actuales sobre su tratamiento

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 9 de Junio de 2009)

El síndrome de Tourette, los tics o los trastornos obsesivo-compulsivos han sido objeto del interés de psiquiatras y clínicos durante décadas, que han sugerido múltiples etiologías: factores genéticos, toxinas, factores infecciosos o psocológicos.
El síndrome de Tourette es uno de los diferentes tipos de tics que pueden ser clasificados en función de su naturaleza en motores o fónicos o en función de su duración en transitorios o crónicos. Hablamos de tics transitorios cuando estos estan presentes por un periodo inferior a 12 meses y persistentes o crónicos cuando la duración es superior a 12 meses. Si tanto los tics vocales como motores están presentes durante un periodo superior a 1 año, el diagnóstico de síndrome de Tourette puede ser adecuado. Este trastorno generalmente comienza a la edad de 5 a 7 años con tics simples como espasmos palpebrales o faciales, que progresivamente e van extendiendo al resto del cuerpo en sentido caudal. Los tics vocales comienzan 1 o 2 años después del inicio de los tics motores y generalmente consisten en gritos o gruñidos, mas complejos son la repetición de palabras o parte de las palabras (ecolalia). Los pacientes con tics crónicos describen una sensación premonitoria al inicio del tic. Los tics tienden a ocurrir en salvas de duración variable. Los tics tienden a empeorar con el estrés y hacia el final del día. El síndrome de Tourette esta frecuentemente asociado a otros trastornos, hasta un 65% de los pacientes tienen criterios para diagnosticar un síndrome de déficit de atención hiperactividad, hasta un 30% de los casos pueden desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo. En Paul J. Lombroso and Lawrence Scahill. Tourette syndrome and obsessive-compulsive disorder. Brain and Development 30 (4):231-237, 2008; se revisan aspectos relacionados con el tratamiento de estos trastornos
Trastornos obsesivo-compulsivos. Las obsesiones son pensamientos o imágenes que pueden ir seguidas de conductas compulsivas repetitivas. Las compulsiones se perciben como una forma de reducir el daño o relajar la ansiedad que origina la percepción de la imagen o el pensamiento desencadenante. La prevalencia de los trastornos obsesivo compulsivos parecen estar influenciados por la edad, afectan a menos del 1% de los niños, llegando a ser del 2-3% de los adolescentes o adultos.
PANDAS. Es el acrónimo inglés de Trastorno pediátrico autoinmune neuropsiquiátrico (Pediatric autoimmune neuropsychiatric disorder associated with Streptococcus). Resulta de una respuesta inmunológica a la infección por el estreptococo del grupo A. Se han propuesto cinco criterios diagnósticos: a) Presencia de tics o trastornos obsesivo-compulsivos, b) síntomas neuropsiquiátricos prepuberales, c) inicio súbito de los síntomas o exacerbación súbita de los síntomas seguidos de periodos de completa remisión, d) evidencia de asociación temporal entre el inicio de los síntomas e infección estreptocócica, e) movimientos anormales durante las fases de exacerbación.  A pesar de ello, el diagnóstico de PANDAS es controvertido, algunos estudios han querido identificar la presencia de autoanticuerpos en sangre como responsables del proceso; otros estudios implican a la presencia de linfokinas y linfocitos T reguladores.
En la planificación del tratamiento farmacológico interesa tener presente los síntomas principales predominantes en cada caso y considerar beneficios potenciales de cada medicación y efectos secundarios. El tratamiento mas efectivo de los tics son los antipsicóticos  incluyendo el haloperidol, pimozide y risperidona. Haloperidol y pimozide son las medicaciones antipsicóticas asociadas con mas efectos secundarios, que incluyen diskinesia, acatisia, distonia, parkinsonismo, ganancia de peso, sedación, disforia y fobia social. La dosis habitual de haloperidol es de 1 a 4 mg/día, dividida en dos dosis. La dosis habitual del pimozide es de 2 a 6 mg/día en una sola dosis; entre sus efectos secundarios se describen prolongación del intervalo QT que puede obligar a disminuir la dosis. Mas recientemente muchos clínicos han propuesto la utilización de antipsicóticos atípicos para el tratamiento de estos trastornos. La risperidona, que bloquea los receptores D2 y 5HT2, se ha mostrado mejor que placebo en varios ensayos clínicos. Los agonistas alfa-2 se han utilizado tanto para el tratamiento de los tics como del trastorno por déficit de atención-hiperactividad. La clonidina a dosis de 0.15-0.3 mg/día, en 3 dosis diarias; es menos efectiva que los antipsicóticos para reducir la frecuencia e intensidad de los tics, aunque su perfil de seguridad la convierten frecuentemente en la primera medicación para el tratamiento de niños con estos trastornos. Otro alfa-2 agonista, la guanfacina a dosis de 1.5-3 mg/día, en tres dosis diarias, se ha mostrado superior a placebo en el tratamiento de los síndrome de déficit de atención-hiperactividad con tics asociados. La utilización de estimulantes es controvertida a la luz de algunos ensayos clínicos los que no se desprende un efecto desfavorable en la evolución de los tics; a pesar de ello, las medicaciones no estimulantes como la guanfacina o la atomoxetina podrían considerarse en aquellos pacientes que no toleran la medicación estimulante.
La clomipramina, un antidepresivo tricíclico que inhibe la recaptación de la serotonina fue la primera medicación que se utilizó con éxito en el tratamiento de los trastornos obsesivo-compulsivos. Parece que cada uno de los fármacos que inhiben la recaptación de la serotonina son igualmente efectivos en el tratamiento de los trastornos obsesivo compulsivos, si bien los efectos secundarios comunicados son mayores para clomipramina que para fluoxetina.
.
 Dr. José Uberos Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario